Nos estresamos por lo urgente, pero ignoramos lo importante.
Nos alteramos por perder las llaves,
por el tráfico, por un mensaje que tarda.
Nos consume lo inmediato, lo visible, lo ruidoso.
Pero lo verdaderamente importante…
no grita.
Se esconde en la rutina, en las decisiones que postergamos,
en los sueños que callamos por miedo o costumbre.
Y así, pasamos los días apagando fuegos,
sin darnos cuenta de que se nos está quemando la vida entera.

CIOG.DEV